Abisag

Abisag es una novela en la que se reúnen la religión, la mitología, la ciencia y la más fertile imaginación, propia de una escritora culta y desafiante que se atreve a tartar un tema, sin asomo de timidez, en el que lo erótico es un hilo misterioso que une toda la trama.
La protagonista central de esta novella es una joven que lleva un nombre que bíblicamente se asocia a la idea de la risa y la alegría: Abigail. Es interesante, sin embargo, como a lo largo de su vida ella adopta otro nombre muy diferente, el de Abisag.
Abisag es una joven hermosísima, procedente de Sunem y su nombre hebreo es de significado incierto, aunque algunos estudiosos sugieren que pudiera ser “mi padre se descarrió”. En los versículos iniciales del primer capítulo del primer libro de Reyes, en la versión bíblica titulada “Dios habla hoy”, se lee la siguiente historia: “El rey David era ya anciano, de edad muy avanzada. Aunque lo cubrían y lo arropaban bien, no podía entrar en calor. Por eso, sus servidores le dijeron: “Debe buscarse para Su Majestad una muchacha soltera que le sirva y lo cuide, y que duerma con Su Majestad para que le dé calor”. “Buscaron una muchacha hermosa por todo el territorio de Israel, y hallaron una que se llamaba Abisag, del pueblo de Sunem, la cual llevaron al rey. Abisag era muy hermosa, y cuidaba del rey le servía, pero el rey nunca tuvo relaciones sexuales con ella”.
Abigail, en los días de su adolescencia y a principios ya de su juventud tenía un apetito sexual desbocado – aunque la autora no la menciona como ninfómana. Le gustaba rozar su clitoris con el pene erecto de jovencitos, sin llegar, necesariamente, a la penetración. Se llamaba a sí misma “la calienta hombres”, y por esa mala fama su madre y su abuela la amenazaron con desfigurarle su órgano reproductor femenino con carbones ardientes, con el propósito de que dejara de sentir placer y se apartara de sus excéntricos deseos sexuales.
Llama la atención cómo la autora, Miriam Morell, salta de La Biblia a una situación que, aunque imaginaria, cabe en el ámbito de la realidad. El caso de Abisag entra de lleno en el campo de la sicopatología, y aunque la sagaz novelista no lo menciona específicamente, se nos ocurre asociar el trauma Abigail-Abisag, los dos nombres son inseparables, con el discutible concepto freudiano, expuesto en el año 1908, relacionado con “la envidia del pene”. La idea fue gradualmente cobrando forma en la concepción de la sexualidad infantile del llamado “padre del psicoanálisis”, quien sugiere que en la niñez el ser humano va desarrollando su sentido de la sexualidad, y que en reiteradas ocaciones las niñas, cuando comparan su órgano sexual con el de los niños, experimentan cierto nivel de frustración que las conduce a la búsqueda de un anticipado placer sexual.
En el caso de Abigail, esta tendencia – descubierta por otros, su nombre rodadba de boca en boca de los jovencitos a los que quiso seducir -, la empujó a un destierro voluntario, alejándose de todo y de todos, y decidió llamarse a sí misma Abisag, adoptando el nombre de la joven que “calentaba el rey David”.
Al leer detenidamente la larga conversación de Abigail con David, un medico ante la cual abrió su alma, la autora se interna en un tema sugerente, el de la música como expresión de las experiencias personales. Ambos se encuentran en un barco turístico, él como medico que inicialmente oculta su origen, y ella como pianist que pretende vivir sin pasado. Interpreta a Federico Chopin, autor inspirado que usa su don como compositor para darle armonía y sonido a la rebeldía patriótica en las que exalta su amor por Polonia, su patria.
Esa rebeldía engendra en Abigail, su propia rebeldía y su frustación, porque en Cuba la felicidad le fue siempre esquiva.
Interpretando Tannhaüser, la lucha entre el amor sagrado y el profano, se le fragmenta a Abigail la fuerza con la que pretende falsificar su deformada identidad y cuenta sus días de aventuras amorosas enfermizas e ilícitas.
De forma inteligente y con un claro sentido de misión, Miriam injerta en su relato el tema bíblico. Sabe escoger los pasajes que cita, haciéndolos parte natural de la trama que teje. Los diálogos que presenta son una fuente de instrucción, en los que se aplican a las situaciones contemporáneas de nuestras propias vidas.
No queremos reveler el misterio de Abisag para no privar al lector de su propio descubrimiento. Esta pobre mujer y le decimos pobre desde un juicio psicológico, vive con la agonía de sentirse mutilada en su órgano sexual, destituido su clitoris del derecho al placer, y es esa agonía la que se expresa en dsu música, que es un propio reflejo de su conducta escapista. Una tarde, aprovecha la escala que hiciera el barco en el que trabajaba y huyó de David, por más miedo a que se revelara el secreto de su mutilación, que el amor que empezaba a sentir.
Es imaginative la pluma de la autora, y a partir de esta nueva huida de Abisag, narra sus maravillosos reencuentros con las sombras del pasado. José Luis, un recuerdo tormentoso se le hace realidad y halla la luz de un perdón de parte de él que siempre había creído imposible. Su reunión con Inés, viuda de Felipe, un opositor a la revolución, injustamente fusilado, y el hijo de ésta, convulsivamente enfermo, le renuevan su interés en el dolor ajeno.
Una emergencia lleva a Abigail a la mesa de operaciones. Martha, la esposa de José Luis, una medico con el corazón de gala, interviene en ayuda de esta mujer que se niega a ser sometida a una cirugía, porque en ella tenía mayor prioridad el apego a su secreto que la necesidad de curarse. Es tan intense la descripción de la novelista que se nos crispan los nervios al leer este pasaje de la novella.
Reaparece Davis y se produce el milagroso cambio. Abigail se convirtió en Abisag y culmina la novella con el vigoroso regreso de Abisag a la recuperada identidad de Abigail.
Miriam Morell logra en su libro una intense curiosidad de parte del lector. Confieso que ir detrás de cada palabra de Abisag constituye una aventura que no olvidaremos jamás, por lo que nos enseña, y por lo tanto nos inspira.
Rev. Martin N. Añorga
En Miami. Otoño del 2010

Presentacion de la novela ABISAG de la escritora cubana Miriam Morell

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